sábado, 6 de septiembre de 2008

La creación del...

Érase una vez, en una tierra de nobles muy cercana y ausente, un Odio que apellidaba Te, y un Quiero, siempre acompañado por Locura, que solía creer haber sido el rey.

Años atras... la historia sucedió así...

Quiero tenía encomendada una tarea olvidada,
una tarea solo hablada por las antiguas lenguas, Quiero debía preservar el equilibrio con su antagonista, uno claro, desconocido por Quiero .

Odio era mas simple,
sus tareas encomendadas consistían en dedicar el día entero a cuestionar los males del mundo, no tenia porqué mover un simple dedo para cambiar la realidad, y se limitaba simplemente a aseverar la destrucción implosionada del universo.

Quiero, era solitario.

Odio, solo quería ser escuchado.

La vida de Quiero solía ser corta, a diferencia de la de Odio, que parecía extenderse cuando Recuerdos iba a visitarlo. Y es que Indiferencia se había encargado que la balanza se incline hacia él, habiendo envenenado recientemente a Quiero.

Quiero tenía las cualidades de un cristal, q ahora estaba a punto de romperse. Pero Odio, solo se limitó a retocar las últimas leyes que había dictado en su último falso discurso.

Amnesia condujo a Quiero por los caminos del bosque para aliviarlo, pero sus fragmentos iban quedando poco a poco regados por la arena.

Odio creyó haber sido abandonado por Quiero, y pronto deseó dejar el reino.

Cobardía aconsejó a Odio escuchar a Indiferencia, quien prometió su eterna fidelidad a Odio y a su naturaleza hasta que éste regresara.

Entonces, acompañado por Venganza, Odio partió en busca de los fragmentos de Quiero, los cuales supuestamente estaban en la punta de alguna de las tantas montañas, o en la sima de alguna ruptura.

Lo cierto es que... los apellidos ya no fueron necesarios para ellos, porque Indiferencia consiguió el trono.

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