viernes, 28 de septiembre de 2012

Bitácora



        Pasadas las diez, mi compañero y yo habíamos emprendido una épica batalla; camuflarnos frente a la base del enemigo no había sido nada comparado con pasar sobre la cuadrúpeda bestia sin despertarla; sonrientes divisamos a pocos metros nuestro objetivo. “¿Amor, eres tú?”, intercambiamos sorpresivas miradas; !PLAN B¡ grité en silencio; “No conciliaba el sueño amor”; ¡La Generala estaba distraída!, de un salto tomé la caja; volteé, iugh, ¿Un beso?, todo por terminar la misión; tomé su mano, ¡misión cumplida!, “Hola Ma, Pa ¿me lees un cuento?”; subimos las escaleras, y, bajo el acolchado, nuestro fuerte, nos devoramos el tesoro.