Pasadas las diez, mi compañero y yo habíamos emprendido una épica
batalla; camuflarnos frente a la base del enemigo no había sido nada comparado
con pasar sobre la cuadrúpeda bestia sin despertarla; sonrientes divisamos a
pocos metros nuestro objetivo. “¿Amor, eres tú?”, intercambiamos sorpresivas
miradas; !PLAN B¡ grité en silencio; “No conciliaba el sueño amor”; ¡La
Generala estaba distraída!, de un salto tomé la caja; volteé, iugh, ¿Un beso?, todo por terminar la misión; tomé
su mano, ¡misión cumplida!, “Hola Ma, Pa ¿me lees un cuento?”; subimos las
escaleras, y, bajo el acolchado, nuestro fuerte, nos devoramos el tesoro.
viernes, 28 de septiembre de 2012
sábado, 21 de abril de 2012
Entre tinieblas...
Si pudiera elegir entre mirarte con estos ojos que son míos y aquellos que dicen deberían ser; elegiría los míos para compartir a través de ellos el pedacito de alma que conectan nuestras miradas, y no aquellos que prejuiciosos, esconden al corazón. Y si tuviera que explicarte porqué preferí quedar ciega al mirarte a los ojos, respondería que fue para no retenerte, porque eres lo que el viento fácil trae, y fácil se llevará. Entre estas calles que me han mostrado tantas máscaras, lo más sabio y justo por hacer para no caer ni en la indiferencia, ni en la estupidez, parece ser no aferrarse a la idea de la eternidad.
a las
20:13
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