sábado, 18 de octubre de 2008

Un nuevo acorde.


Me dijeron que llegaste del cielo; por tu silencio, me pregunté si por allá perdería la voz. Pasó el tiempo, y me dijiste que en realidad eras hijo del viento pero que era un secreto, entonces simplemente me limité a oír tus pequeños pasos. Creciendo a diario, determinaste la existencia de un dios, cuyos poderes te habían sido encomendados por el bien de la supervivencia de los animales, y me dediqué a mirar tu sonrisa; así el cuaderno de notas se fue formando y los acordes se determinaron, concluí que un artista se escondía allí a dentro. Venias del tiempo y el tiempo era tuyo. Ahora se tienen mutuamente de brazos y yo, solo esperaré a escuchar tu treceava sinfonía.
Éxito.

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